Los soldados invisibles de la diplomacia

Soy Lucas Jones y fui uno de los soldados de primera línea del servicio exterior. Pero ¿quiénes son los soldados? En la jerarquía de la institución nos llamaban vicecónsules, si, personas que no solo procesan visas y documentos, también protegen a los ciudadanos de su país en el extranjero. Son mediadores, gestores de crisis, expertos legales y, en muchos casos, la última esperanza de alguien atrapado en una situación complicada.

He visto casos de personas que pierden su pasaporte en un país desconocido, que son arrestadas sin entender el idioma o que sufren un accidente sin saber a quién acudir. En esas circunstancias, el vicecónsul es el salvavidas, es el héroe que todos esperan pero que casi nadie lo sabe. Esos soldados desempeñan un papel clave en la promoción de relaciones bilaterales, ayudando a construir lazos entre países más allá de los trámites migratorios. Desde disputas comerciales hasta crisis humanitarias, (ya se imaginarán) tienen que estar listos para cualquier cosa.

Pero no todo es color de rosa (como dirían en Colombia) en esta carrera la movilidad es constante, cada dos o cuatro años hay que adaptarse a una nueva ciudad, un nuevo idioma y una cultura distinta. La toma de decisiones bajo presión es parte del día a día y en situaciones de crisis no hay tiempo para dudar, y muchas veces la carga emocional es fuerte y muy difícil de sobrellevar. Por ejemplo: dar malas noticias a una familia o gestionar una emergencia no es algo fácil. Aun así, la satisfacción de ayudar a los ciudadanos y representar a tu país en el extranjero es una recompensa inigualable.

Si alguna vez has soñado con esta carrera, el camino no es sencillo, pero te aseguro que vale la pena. Un título en relaciones internacionales, derecho o ciencias políticas es un buen comienzo, pero hay que pasar por exámenes de ingreso, entrevistas y pruebas de aptitud muy exigentes. La formación en diplomacia, legislación y protocolos internacionales es clave, y cuantos más idiomas hables, mejor te irá.

Así que la próxima vez que veas a un vicecónsul aprobando la visa para un pasaporte, recuerda que su trabajo va mucho más allá de la tinta y el papel. Son los guardianes de los derechos de sus ciudadanos en el extranjero, y en muchos casos, la última línea de defensa cuando todo lo demás falla. ¿Te animarías a recorrer este camino?

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